martes, 17 de noviembre de 2009

De sabios a engañadores por Hna. Evelyn

La palabra "sofista" fue al principio sinónimo de "sabio". Sólo más tarde adquiriría través de los diálogos plátonicos el sentido despectivo e hábil engañador.
Los sofistas, no formaron escuelas, ni tampoco defendieron una doctrina de rasgos comunes, ellos representan un notable giro filosófico como consecuencia las nuevas necesidades intelectuales planteadas por la democracia.
Porque frente a estas nuevas necesidades, al predominio antropológico, surge la demanda de la prepración de hombres políticos y competentes en el orden de nuevos conocimientos de carácter social, político y humano, Es por ello que se centraron en problemas de índoles práctica como la política, la moral la religión, la educación, el lenguaje. etc.
Aparece así la cultura en su valor práctico, una cultura que se preocupa sobre todo de los problemas del mundo humano y de la vida espiritual. social y política, una cultura que está hecha en gran parte, de habilidad dialéctica y argumentativa, y no se busca más en el ámbito cerrado de la escuelas filosóficas.
Abriéndose de esta forma un estilo muy distinto al que se desarrollaba, porque ya no serán las escuelas donde se buscará encontrar la sabiduría, ni tampoco será el discípulo quien seguirá de cerca las enseñanzas de su maestro, si no que dejando de lado esta tradicional metodología, será el maestro quien se adecuará al alumno y se pondrá asu servicio.
Es aquí donde aparecen los sofistas que se dedicaron desde el inicio a educar a los jóvenes, recibiendo por este servico una remuneración. La enseñanza que impartían comprendían todas las disciplinas queriendo lograr con ello alcanzar el éxito en todas las dimensiones de la vida, asumiendo una actitud crítica, liberando al hombre de todo perjuicio. Ellos considerban su enseñanza como arte, porque lo que en realidad querían alcanzar era una formación inetgral y completa en el hombre, buscando formar personalidades, que conozcan y manejen conocimiento de todos los temas que competen a la vida cotidiana.
Es así que van cayendo en el relativismo afirmando incluso que cada uno al defender la verdad, en el fondo está defendiendo lo suyo, su poder, sus intereses, siendo esta la forma de ocultarlos, pero teniendo en realidad otras intenciones. Por otro lado proclamaban que el hombre no es capaz de encontar respuestas seguras a los misterios de la naturaleza y de la vida, sosteniendo que incluso que cualquier cosa podría ser refutada o demostrada y que ésto dependía sobre todo de la hailidad del habla y de la forma de manipular con los argumentos presentados.
Es así que se va dando el cambio de identidad, convirtiéndose de ser maestros, que en un principio buscaban de fondo mostrar otro horizonte que podría ser un camino a seguir, a finos, astutos y hábiles engañadores que hicieron del habla un oficio para sus propios intereses, tal como lo afirma Jenofonte: "Los sofistas hablan para engañar y escriben para su propia ganancia y no benefician a nadie".

1 comentario:

  1. Los sofistas poseían una gran capacidad de impartir conocimientos, pero al mismo tiempo, llevaban un deseo de beneficiarse a sí mismo, y no a los demás, por lo que su sabiduría que impartían a los demás, fue poco a poco perdiendo de vista la búsqueda de la verdad.

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