lunes, 16 de noviembre de 2009

La palabra "sofista", fue al principio sinónimo de "sabio". Sólo más tarde adquiriría a través de los díalogos plátonicos el sentido despectivo de hábil engañador.
Los sofistas no formaron escuelas, ni tampoco defendieron una doctrina de rasgos comunes, ellos representan un notable giro filosófico como consecuencias de las nuevas necesidades intelectuales palnteadas por la democracia. Porque frente a estas nuevas necesidades, al predominio de problema antropológico, surge la demanda de la preparación de hombres políticos y competentes en el orden de nuevos conocimientos de carácter social, político y humano. Es por ello que se centraron en problemas de índole práctico como la política, la moral, la religión, la educación, el lenguaje, etc.
Aparece así la cultura en su valor práctico, una cultura que se preocupa sobre todo de los problemas del mundo humano y la vida espiritual, social y política, una cultura que está hecha en en gran parte de habilidad dialéctica y argumentativa y no se busca más en el cerrado ámbitos de las escuelas filosóficas. Abriéndose de esta forma un estilo muy distinto al que se desarrollaba, porque ya no serán la escuelas donde se buscará encontar la sabiduría, ni tampoco será el discípulo quien seguirá de cerca las enseñanzas de su maestro, si no que dejando de lado esta tradicional metodología, será el maestro quien se adecuará al alumno, poniéndose a su servicio.
Es aquí donde aprecen los sofistas o mestros de la cultura y sabiduría, que se dedicaron desde el inicio a educar a los jóvenes, recibiendo por este servicio una remuneración. La enseñanza que impartían comprendían todas las disciplinas, queriendo lograr con ello alcanzar el éxito en todas las dimensiones d ela vida, asumiendo una actitud crítica liberando al hombre de todo perjuicio. Ellos consideraban su enseñanza como arte, porque lo que en realidad querían alcanzar era una formación integral y completa en el hombre, buscando formar personalidades, que conozcan y manejen conocimiento de todos los temas que competen a la vida cotidiana.





Es así que adoptan un actitud relativista y escéptica, esto se refleja en el abandono de la naturaleza, al preguntarse ¿Para qué seguir deiscutiendo sobre aquello queque nunca ser llegará a conocer en términos de verdad?, pero además se muestran relativistas en relación a los problemas humanos ya que observan que distintos pueblos poseen leyes y costumbres diferentes

No hay comentarios:

Publicar un comentario