martes, 17 de noviembre de 2009

LA GRECIA CLÁSICA EN EL MUNDO DE HOY

Hna. Johanna Merchán



Atenas en el siglo V se convierte en la ciudad que tiene mayor poder político y económico. El poder de la palabra cobra mayor valor, pues Pericles abre la democracia a todo aquel que tenga el estatus de ciudadano.

Y es así que en la plaza pública (ágora) todos los ciudadanos debaten temas de la ciudad; éste es el comienzo del gran cambio que comienza a darse, donde la filosofía da un giro antropológico pasando de su estudio normal de la investigación, a centrar su mirada sobre el ser humano y su vida en la sociedad (ética y política). Podemos hablar del gran desarrollo a nivel cultural que alcanza Atenas, convirtiéndose en el centro de atracción para todos los intelectuales de Grecia. Y ante toda la sed insaciable de conocimiento que se percibía en el pueblo nacen los sofistas, quienes desde el estudio y el uso de la palabra, se encargan de educar, tratando de orientar la búsqueda de la verdad de la ciudadanía; aunque ésta muchas veces no llegaba a un verdadero fin; a ellos se les llamó los primeros profesionales de la filosofía.

Ante la incesante búsqueda que experimentaba el hombre de formarse para poder aprender, surge las ideas de Sócrates, quien basa su enseñanza de una manera totalmente contraria al saber enciclopédico que se les transmitía a través de los sofistas.

Aquí se puede observar con mucha claridad el cambio de pensamiento, ante la necesidad profunda que experimentaba el hombre en ese tiempo, pues ya no sólo necesitaba adquirir conocimientos, a través de discurso relativistas; sino que necesitaba darse cuenta que por sí mismo es capaz de llegar a la verdad.

Este tránsito de pensamiento es muy importante porque expresa claramente una realidad propia en el hombre de la Grecia antigua y en el hombre de hoy. Es la sed insaciable por llegar a la verdad por sí mismo, ya no sólo contentándose con meras respuestas trasmitidas, sino que se hacía y se hace necesario llegar a comprender racionalmente el mundo en el que vivimos, los procesos fundamentales que se dan en la naturaleza y en la sociedad e incluso en la forma de pensar.

Actualmente nosotros somos parte de esa ciudadanía que busca, que no se sacia con lo que puede ver a su alrededor; y fruto de esto podemos decir que cada uno se ha creado su propia filosofía, es decir una manera de interpretar el mundo.

Somos presas de la realidad que nos rodea, pues aunque pensemos que somos dueños de la verdad, aún estamos en camino para poder alcanzarla, lo único que logramos palpar son destellos que buscan asemejarse a la verdad, aunque muchos son frutos de ideas trasmitidas por la televisión, por la prensa, y la internet.

No es que el hombre no busque como lo hacía en la Grecia clásica, sino que la cultura del facilismo lo ha llevado a conformarse con la enseñanza que daban los sofistas, a terminar siendo meros espectadores y consumidores; con una visión poco crítica, donde ya no desea llegar a la verdad por sí mismo, sino que espera que se la den o cae fácilmente en lo primero que la anticultura les ofrece.

Es necesario entonces que el hombre vuelva a sus orígenes, que mire sus raíces más profundas que le hablan de su verdadera identidad, de aquel que no se conforma con lo más fácil, sino que siendo él mismo, busca hasta poder alcanzarla.

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